domingo, 22 de enero de 2012

Bienvenida, Phuta.

El puesto de ayudante de mánager del departamento técnico de mi empresa, quedó vacante hace unas semanas, ya que Cara Anderson encontró otro trabajo y se marchó. Su lugar lo ha ocupado Kiran Phuta. Aunque se está adaptando a las nuevas tareas, confiamos en que dentro de poco la señorita Phuta sea tan buena como Cara.

sábado, 14 de enero de 2012

Mi contribución al humor universal

Siempre me he preguntado de dónde vienen los chistes que cuenta la gente. Quién se los habrá inventado y cómo se han logrado conocer. Aprovechando la extraordinaria difusión de mi blog, que ha logrado introducirse en mercados tan selectos y maduros como el español y el británico, voy a contar un chiste de cosecha propia. Quién sabe si dentro de un tiempo se habrá extendido y se lo escucho contar a algún desconocido.
Ahí va:
"Había una mujer con una obesidad mórbida tan acusada, que en el día de su boda, su marido fue acusado de poligamia"

domingo, 8 de enero de 2012

Nochevieja a la española



Hay maldiciones que suceden y se aceptan como algo inevitable. Una es que en cada puente o periodo vacacional va a haber un número considerable de muertos en carretera. Otro es que en fechas concretas, inevitablemente, nos meterán una clavada de las buenas si comemos o cenamos fuera de casa. Y nos decimos a nosotros mismos.."un día es un día", y hasta la siguiente...
El plan para esta Nochevieja era ir a cenar con unos amigos en un restaurante español en Windsor. La cena iba a estar amenizada por una orquestilla. No sonaba mal plan.
La alineación la componían una informática de Barcelona (a la que se le ocurrió la idea), una amiga suya brasileña, que, desmintiendo el tópico, era todo seriedad, y una pareja polaco-canaria. Curiosa combinación, que sin embargo, funciona. La cena consistía en una selección de tapas (calamares, chorizo, tortilla de patata, champiñones, paella...) muy sabrosos y bien hechos. La verdad es que por estos lares no disfruto habitualmente de dichos manjares. No porque no se pueda comprar la materia prima y cocinarlos,sino porque no vienen precocinados, que es lo que a mí me cubica.
A pesar de que el número de tapas era considerable, no se puede decir lo mismo del tamaño de los platos.Así, al dividirlos entre los 5 comensales, la cantidad era bastante escasa. El postre (una mousse de chocolate) ayudó a remontar la situación debido a su calidad y sobre todo, su tamaño. Como dije en una entrada anterior (entonces refieriendome a las mujeres), mi filosofía a la hora de mover el bigote fuera de casa es "caballo grande, ande o no ande". Y lo que más valoro al salir de un restaurante es, aparte de la calidad-precio y el servicio, la sensación de saciedad.
La comida estuvo regada por un "vino de la casa" , que más bien debería haberse denominado "vino de la mansión", debido a las 19 libras que costaba la botella. Eso sí, era un Rioja bastante decente. Acabada la cena, un trío sudamericano formado por un guitarra, un violonchelista y una cantante de poderosa voz empezó su actuación. Interpretaron con bastante acierto grandes clásicos de la música hispanoamericana que animaron bailar a la mayoría del personal. Se acercaba la medianoche, y siguiendo nuestra secular tradición, pedimos una botella de cava y un plato con uvas de la suerte. A falta de una Marisa Naranjo o un Ramón García, esta vez las "campanadas" fueron narradas por la cantante del trío musical. A pesar de que lo hizo de forma un poco acelerada, pudimos con las 12 uvas y afrontamos el año 2012 con toda la suerte que se supone que proporcionan dichas frutas.
La "dolorosa" hizo honor a su nombre, acrecentado por lo especial de la fecha. Mi amiga informática (siempre son útiles en todo tipo de situaciones) hizo una división razonable, que aún así me obligó a pagar 59 libras. No quiero imaginar a cuánto le salió la broma a nuestro amigo polaco que no paró de pedir cervezas durante toda la noche. Ya sé que era una fecha señalada, nos lo habíamos pasado bien, la comida era buena (pero escasa), al personal se le paga doble (eso espero) y la orquestilla dio bastante vida. Pero no puede dejar de pensar en el pedazo de comilona que, con ese dinero, te puedes pegar en cualquier restaurante que no sea vanguardista.
Ya íbamos a retirarnos cuando la noche me reservaba la última sorpresa. Había una chica que no paraba de bromear con el personal del restaurante mientras bailaba apoyada en sus tacones. Hablando con ella vi que su acento no era muy British. Nada más lejos, ya que resultó ser de Huesca. Definitivamente el mundo es un pañuelo. Estuvimos un rato hablando y añorando nuestra amada tierra oscense hasta que cerraron el bareto. Eran ya las 3 de la madrugada, me esperaba una buena caminata hasta casa y tenía que levantarme a las 5 para ir a trabajar. Si trabajar el día de Año Nuevo se hace cuesta arriba, es el Mortirolo si sólo se ha dormido una hora. Pero como decíamos en Eurovisión..."¡que nos quiten lo bailao!"